Las tormentas de fines del año pasado las disimularon los logros, los refuerzos se encargaron de maquillar un verano que terminó tan pronto como surgieron las primeras dudas en el andar del equipo versión 2022. Y ahora que la tranquilidad parecía haber tomado un poco de protagonismo después de dos victorias importantes e inobjetables, llega el debut en la Copa y las certezas conseguidas se convierten en la famosa “rotación” que deriva en otro partido sin conseguir los tres puntos de local ante un rival menor. Para peor, se advierte una ausencia por algunos partidos más del jugador clave en la levantada del equipo (Pol Fernández), quien tiene una “molestia muscular sin parte médico oficial” o -traducido- un desgarro sin precisiones de inicio ni fin.
Es imposible que a un Boca que le costó casi tres meses armar un equipo que muestre una idea coherente durante dos partidos seguidos no le afecte cambiar medio equipo como lo hizo anoche. No debería ser, sin embargo, una excusa para no ganarle a Arsenal en La Bombonera. Pero no pareció un partido donde Battaglia tuviera toda la responsabilidad: Boca asumió protagonismo y el DT intentó darle a Molinas (en Varela y Salvio) socios en la creación que, a diferencia de Pol y Ramírez, no entraron en sintonía en todo el partido.
El equipo llegó a la ventaja gracias a una combinación de dos titulares, tras una apilada de Villa que Vázquez (titular sí, o jugador número 12) aprovechó saliendo unos metros del área para sacar un remate inatajable y convertir tal vez su gol más lindo con la camiseta de Boca. Desde ahí, el equipo mostró lo más flojo de la noche: la impotencia para aumentar la ventaja ante un rival con necesidades. Errores conocidos complicaron todo. Primero Fabra saltando a cubrir un remate inofensivo con los brazos abiertos de par en par. En ese tiro libre, Rossi y todo el equipo mirando como un “tirito” cruzaba toda el área hasta chocarse con el palo y encontrar a Lomónaco para que la empuje al empate.
Ahí Battaglia -con tiempo para ganarlo- adelantó más a los laterales y de una jugada con Varela partiendo libre entre los centrales llegó el córner que derivó en el penal VAR con el que Boca logró una nueva ventaja. Enseguida, Arsenal dejó en evidencia la falta de coordinación de una defensa improvisada y la acostumbrada cadencia de algunos jugadores con más rodaje para salir rápido del medio y dejar solo a Colman con el arco. Sí, porque en esta Rossi le erró a la geometría y ni siquiera cubrió su arco. Ahí sí, a falta de menos de 15’ era tarde para cambios y para encontrar un funcionamiento que no fue posible durante todo el partido.
En lo local, Boca perdió dos puntos. Ahora que empieza la verdad puede y debe capitalizar lo recorrido hasta acá. Certezas hay muchas, de las positivas y las negativas también. Será tiempo que jueguen los mejores, que las conclusiones de un comienzo agitado de año tengan como resultado un equipo copero que empiece a nacer a partir del martes. Llegó abril, llegó la Copa. Se terminaron las pruebas.