TATE QUIETO
Boca cayó 1-0 en su visita a Santa Fe. Unión puso el fútbol y las llegadas en el primer tiempo y logró la ventaja en un cabezazo cruzado de Claudio Corvalán en los minutos finales del complemento. Un merecido castigo a un equipo bucólico, anodino, sin situaciones de peligro.
El equipo de Diego Martínez fue derrotado sin atenuantes ante Unión de Santa Fe por 1-0. El anticipo y cabezazo de Claudio Corvalán a dos minutos del final sacudió la mugre debajo de la alfombra de Boca. Uno diría que el resultado adverso debería servir como advertencia para un conjunto de jugadores para reaccionar ante la posibilidad de no clasificar a la siguiente ronda si no fuera porque se reitera la misma situación de la copa anterior.
La indolencia con la que el xeneize hecho a perder no sólo la oportunidad de escalar en la tabla sino también los pequeños brotes futbolísticas en los partidos anteriores revivió viejos temores en sus hinchas. La irregularidad es notoria tanto en el rendimiento como en los resultados. Por algo Boca no pudo hilvanar dos triunfos consecutivos, misión difícil si no hay remates al arco durante casi 80 minutos.
La peor versión del equipo de Diego Martínez fue un deja vu de experiencias anteriores y cercana en el tiempo. Perdió la pelota y el ritmo a cinco minutos de iniciado el trámite. En ese lapso se produjo la única incursión de Cristian Medina que culminó su lujo con una plancha sobre su defensor. Esa temprana tarjeta amarilla funcionó como kriptoníta para el volante de Moreno que se apagó el resto del primer tiempo. A los tatengues les bastó con presionar la salida de un masticando mediocampo xeneize que terminó estirado como un chicle jirafa sin dejar rastro de sabor alguno.
Las asociaciones entre líneas por los extremos quedaron totalmente desconectadas. Se jugó al ritmo de Unión y Boca ni siquiera tuvo la rebeldía para cambiar esa dinámica. Kevin Zenón debió retroceder ante un Medina bucólico como ante Lanús, Jorman Campuzano quedó escondido entre los centrales y Jabes terminó aislado en un rincón como un chico castigado que se portó mal. Los dos uruguayos quedaron atrapados en la impotencia colectiva: Edinson Cavani retrocediendo lejos del arco e injustamente amonestado y Miguel Ángel Merentiel culminó sin poder de fuego alguno, siendo los dos reemplazos en el complemento. Toda una postal de inconexiones bien aprovechadas por el rival, sumado al muñequeo de Fernando Rapallini ante cada roce.
Unión, parado bien arriba y ganando los duelos tanto por afuera como adentro, pudo haber conseguido la ventaja en esos primeros 45 minutos, pero las manos y cuerpo de Sergio Romero pudieron evitarlo. Primero ante una jugada colectiva que no pudo culminar Mauro Pittón a los 19 y un certero cabezazo de Franco Pardo detenido por Chiquito.
Para el complemento, Unión cerró el acordeón y le cedió la pelota a Boca, quien no supo bien qué hacer con ella. Cada vez que adelantaba sus laterales no encontraba espacio alguno y retrocedía hasta la zaga central mediante pases hacia atrás hasta el hartazgo. Esta dinámica tampoco se modificó con las sustituciones ni con el cambio de esquema: Los extremos Langoni y Janson sin llegadas, Benedetto casi sin tocar la pelota y Advíncula tan impotente como Blondel por el lateral derecho. El único cambio de ritmo del xeneize lo aportaron los médicos para atender a un plateista desmayado en el 15 de abril y un zapatazo de Kevin Zenón al ángulo dispuesto a aplicar la ley del ex que evitó el arquero Nicolás Campisi.
Boca se durmió con el conformismo del empate para esconder la mugre debajo de la alfombra. Unión lo sacudió con un cabezazo cruzado rumbo a la red cuando Claudio Corvalán se anticipa a Nicolás Valentini y le aplicó un Tate quieto a Sergio Romero clavado entre los tres palos. Merecido por lo ocurrido en el primer tiempo e inesperado por lo que sucedía en el complemento.
Fue una derrota sin atenuantes para un Boca indolente, previsible, sin cambio de ritmo ni llegadas de peligro y apenas un puñado de minutos para Vicente Taborda. Con Racing y Estudiantes cayendo en sus respectivos partidos, el conjunto azul y oro necesitaba los tres puntos para llegar al ansiado cuarto lugar, pero ese interés nunca se despertó entre los jugadores de Diego Martínez, atropellados desde las ganas y el despliegue de Unión. Por eso el Tatengue se adueñó de ese lugar en la tabla y el xeneize pasó por el 15 de abril sin gloria y con mucha pena.
PODIO
3° Cristian Lema (5): Supo cortar los avances por su zona y fue el único que intentó superar las líneas con pases profundos hacia los delanteros. El roce necesario para hacerse respetar en el fondo pero poco más. Le alcanzó para sobresalir en un equipo opaco en su rendimiento.
2° Sergio Romero (5): Su actuación se puede dividir en dos partes. Tuvo dos tapadas providenciales en el primer tiempo sosteniendo a Boca en el partido. Ganó el mano a mano a Mauro Pittón y detuvo el cabezazo de Franco Pardo. En el complemento no supo salir a tiempo en el cabezazo de Claudio Corvalán del gol.
1° Kevin Zenón (6): Autor del único remate al arco de Boca en todo el partido que iba al ángulo de no ser por la intervención del arquero tatengue. Sus pocas incursiones generaron las amarillas en los rivales. Suficiente para destacarse entre la medianía del equipo.