Sangrar por la herida

La velocidad del fútbol actual nos obligó a tener que escribir otra columna sobre #LaMáquinadeOcultar.

Prontamente, se vendrá otro Superclásico y la motivación de la maquinaria de condicionar, justificar y tapar exige dedicarle unas líneas sobre algunos puntos de los que se va a hablar. Y de los que no se va a hablar.

Tenemos que partir de la base que una cosa es la opinión de una, dos, cien o mil personas que vieron un partido en directo y otra es la opinión de esas mismas personas que no vieron el partido, pero lo hacen luego del accionar de la mentada maquinaria. Agrego otro punto que poca importancia se le da: la opinión de esas personas que vieron el partido no puede soslayar la mirada del relator y la del comentarista de turno.

En el día de ayer, con Espinoza como árbitro y Baliño en el VAR, Boca dio vuelta el score y venció por dos a uno al todavía puntero Atlético Tucumán. No hubo necesidad de llegar al final del encuentro para anticipar cómo serán estos quince días hasta el partido con River en la Bombonera. De hecho, apuesto a que la última jugada del partido, con Rossi haciendo otra atajada salvadora, no formará parte de ningún análisis futbolístico del cotejo. Tampoco el pibe Langoni podrá disfrutar de las mieles que genera el ponerse el disfraz de héroe del match. Menos se hablará del cortito con el codo que recibió el propio Zambrano durante el primer tiempo.

Pero mejor repasemos algunos antecedentes bien cercanos. En el remodelado Chango Más Monumental, por la segunda fecha de este torneo, River recibió a Atlético Tucumán. Espinoza -vaya casualidad- fue el encargado de impartir justicia, con Mastrángelo para revisar si esa justicia requería de apoyo tecnológico. A los 57 minutos de juego, González Pirez, en el afán de proteger la posición para que pelota salga del campo de juego, le propició un golpe a Ciro Rius. Este cae y desde el suelo le muestra al árbitro la sangre que tenía en el labio. Sangre que era cada vez más notoria, con un hilo visible que se mezclaba con la saliva del jugador. En la trasmisión oficial, Varsky dijo “le da con el codo, la cámara lenta magnifica la ilusión que quiso pegarle… yo no veo codazo de expulsión”. En otra transmisión televisiva, entre Bricco y Tabares, se escuchaba “Ciro exagera… si está con la boca abierta… con sus propios dientes… para hacer un corte, con el brazo solo no puede…” y cuando la imagen es clara se escucha “perdón Ciro” como conclusión de Julián Bricco. No pidieron expulsión, solo una disculpa ante la acusación de fingir al jugador visitante. Eso sí, aquella vez, el golpe a Rius no fue elegido como la figura del partido.

Como todo es opinable, alguno dirá que Espinoza debió expulsarlo inmediatamente, otro que el VAR de Mastrángelo debió llamarlo para que la revise el colegiado, o que, como efectivamente se resolvió, no hubo falta y menos tarjeta roja. Lo que no resulta opinable es que esa jugada no fue parte del resumen del partido. Los invito a ver el resumen en (el tal vez mejor portal) Promiedos. Y que de esa jugada nadie hubiera hablado si no se daba lo de ayer.

Asimismo, recientemente, Racing enfrentó a Boca en el Cilindro de Avellaneda. Todos sabemos lo que pasó en la última jugada del partido: un jugador de Racing agarra la pelota con su mano, siendo un claro penal por el cual el VAR llama a Rapallini. Éste no pita la obvia falta. Tiempo después de concluido el cotejo, desde una cámara ajena a las del VAR, se advierte una falta de Villa en la jugada previa. Con la ya conocida unanimidad (hasta con casi las mismas expresiones) de ciertos criterios periodísticos, pero sin explicar que esa imagen no forma parte de las tomas del VAR, señalan que no debía pitarse la clara falta, tapando la grosería de Rapallini (que lleva 34 partidos dirigidos a River, con 22 victorias y 3 derrotas; siendo 24 partidos los que dirigió a Boca con 9 victorias y 8 derrotas mientras que a Racing lo dirigió en 23 oportunidades, con 14 triunfos y solo 3 derrotas, tratándose de los tres equipos que más dirigió). Vale decir, empleando un “elemento probatorio ajeno a la causa”, ocultaron lo inocultable. Y generaron “menos mal que no cobró penal, porque había falta previa”. Justicieros de la justicia o injusticia ajena. No tiene sentido recordar que minutos antes hubo una falta a Vázquez dentro del área.

Así llegamos a la jugada que motiva la columna. En la transmisión oficial, inmediatamente después que Maestro Puch rematara hacia afuera, lo primero que se ve en la imagen es el airado reclamo de Figal. Seguidamente, con una sola repetición, el comentarista ex jugador de Boca, con o sin sus dedos tapándose la nariz, afirmó sin hesitación: “Uh! Terrible, si, no, un codazo arriba. Penal y roja”. Fue oficialmente penal y roja para ese señor con quien me ha tocado compartir varios vuelos locales e internacionales para ver a Boca, sin presenciar jamás un saludo, pedido de foto o autógrafo de simpatizante Xeneize alguno para con ex ídolo del club. Pero el Diego Bueno (como dicen por ahí que de esa forma alguna se autodescribió) fue por más: al referirse al VAR dijo “no sirve si van a estar manipulando todo”. Ahí me llegaron decenas de mensajes (ninguno era tucumano ni del Decano) diciendo que era “un choreo”. De hecho, la voz de quien alguna vez fue póster para los hinchas Xeneizes, hoy es parte de un tweet de la cuenta oficial de Atlético Tucumán. No era opinable para la opinión pública.

¿Qué reclamaba Figal? Lo que todos vimos, pero la TV no le ha prestado mucha atención: una clara falta en la mitad de la cancha, con un jugador que se agacha y no lo deja saltar bien. El famoso Caballito, pero no me refiero a la intersección de las Avdas. Acoyte y Rivadavia, si no lo que se pita normalmente como falta en el fútbol. No pretendo esperar que los que fueron justicieros de Avellaneda, viendo la clara falta en la previa, digan que el penal no debió ser sancionado por falta previa. Iluso no soy. Tampoco pretendo que una jugada de interpretación tenga opiniones encontradas pues, lógicamente, es otro ejemplo más para ver como la maquinaria sale a pedir penal en una jugada de interpretación. Todos verán lo mismo y nadie hablará de la falta previa. Y nadie tendrá dudas que apoyar el antebrazo es falta. Lástima que cuando el codo pega directo (ni hay apoyo ni se usa el antebrazo), como padeció el propio Zambrano, no habrá reclamos, pedidos de justicia, etc.

Lamentamos que no se haga hincapié en la falta previa a Figal. Algo así como darle similar análisis al caso Racing- Boca, pero con una ventaja: la falta se ve con las propias cámaras del VAR.  Alguno podrá argumentar que la falta a Figal no se revisa, pues no fue gol (argumento no usada en la mano de Racing -Boca)… pero si en esta fecha si hubo una jugada con falta previa que terminó en gol. Ello fue en Victoria y el tanto lo hizo Solari para River.

¿Alguien sabía esto? Otro ejemplo más.

Desde ya que no podrán argumentar que el VAR no cobran penales contra Boca pues, justamente, el Xeneize sigue siendo el equipo con más penales en contra a lo largo del torneo. Tampoco podrán afirmar que no se animan a cobrar un penal en la última jugada: en este mismo torneo, en plena Bombonera, el VAR no solo canjeó un tiro libre por un penal, sino que, además, Javier García atajó el primer penal y lo hicieron patear de nuevo hasta que Troyanski convirtió y sabemos de su buena idea para festejarlo.

La victoria de Boca ante el puntero es la que traerá a colación la sangre que salía de la boca de Ciro Rius, jugador del Decano Tucumano. Esa ocultada sangre los hará, justamente, sangrar por la herida.

 

Leandro Valdés

Abogado. Periodista. Escribí Los verdaderos Mellizos de la Boca y  Mística 2000.

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