BOCA FRACASA HASTA EN LA VICTORIA

Hace ya unos diez años, #LAMÁQUINADEOCULTAR -según el maravilloso relato que nos trajo Juanma Cabeza de Boca en la primera edición- creó la tesis del Boca campeón invicto que aburría, mientras que el buen juego se veía únicamente en la segunda categoría local. Desde un innegable instinto superador y sin límites, esa máquina recientemente ha creado la expresiBocaón del fracaso en la victoria.
Es que ese afán de bajarle, a como de lugar, el precio al éxito Xeneize, lleva atrás el verdadero propósito: ocultar al vencido. Para ese entonces la famosa derrota digna de los Pumas (escribo esto justo cuando acaban de ganarle a Los All Blacks a domicilio) había encontrado una evolución en el “prefiero perder jugando como river que ganar como Boca”. Desde ya que esa nula sutileza jamás podía ser el pico máximo de la constante superación.
Mejor pongamos las cosas en contexto: la frase que titula esta columna tiene eco en las semifinales de la Copa de la Superliga 2022 (jugada el 14/05/2022).
En el pasado mes de mayo, Boca jugó 4 partidos por la referida Copa de la Superliga. Venció claramente a Tigre en su estadio por 2 a 0 en la última fecha de la primera fase, pasó por arriba a Defensa y Justicia (2 a 0), pasó fracasando por penales ante Racing y luego goleó 3 a 0 a Tigre en la final jugada en el Kempes. Pero no sólo ello, en ese mismo mes, por la Copa Libertadores había ganado en la altura de Bolivia, empató de local contra la muralla Cassio (Corinthians) y aseguró el primer puesto de su grupo al vencer como local al Deportivo Cali de Colombia. Como en ese mes no tuvo cotejos, me faltó referirme a la Copa Argentina, más podemos decir que era (es) el campeón vigente. Siete partidos (todas finales) disputados en un solo mes, en los que marcó tantos en todos los encuentros, salvo uno. Sí, el cotejo del famoso fracaso victorioso.
Ahora bien, ¿Qué ocurría mientras Boca fracasaba? San Lorenzo e Independiente penaron en el torneo y quedaron afuera desde la primera etapa. Para los cuartos de final, más allá de haber perdido el clásico como locales, a River le tocó jugar de local ante Tigre. El equipo de Victoria venía de ser aplastado por el equipo suplente del Xeneize. Para ese entonces se escuchaba o leía cosas como (https://twitter.com/gravep/status/1523050431479484416). Recordemos que Tigre acababa de ascender desde la segunda categoría, descenso que se consumara aún luego de derrotar a River, justamente. Todos sabemos que dos ex Boca silenciaron el (hoy Más) Monumental.
Quedaba Racing como “la esperanza blanca”. El jogo bonito del team de Gago, el equipo que venía (injustamente) de eliminar a Boca en las semifinales de la Copa de la Liga Profesional 2021. Aquella vez Boca mereció superar a Racing en San Juan, pero los penales le dieron el pase al elenco de Avellaneda. Nadie habló de merecimientos.
En la Fortaleza Granate, Racing superó a Boca futbolística y tácticamente desde el principio. Con el correr del encuentro, el juego se emparejó hasta que Rossi y la eficacia de los shooteadores Xeneizes nos dieron el pase a la final.
Ahí nació el “Boca fracasa hasta en la victoria”.
Fracasa el que gana es el fin del Bilardismo. Es la deformación del Menottismo. Es el paso al que nunca se animó a llegar ni el mismísimo Ángel Cappa. Es el lugar al que se puede arribar solo si el ganador es Boca Juniors. Y de paso, corremos el foco, porque el verdugo Tigre recibió 5 goles en un menos de un mes contra Boca, aunque debieron ser varios más los tantos del fracasado Xeneize.