Análisis: Boca cerró el sprint final con autoridad y dejó un mensaje claro para el campeonato

Boca cerró este tramo decisivo del torneo con otra victoria justa, merecida y trabajada ante Tigre en La Bombonera. Son cuatro triunfos en los últimos cuatro partidos, justo en el momento donde no podía fallar. Este sprint final de la Sifoneta de Claudio Úbeda merece ser marcado: un equipo que atravesó momentos complejos durante todo 2025, que fue criticado —con razón— por no aparecer cuando hacía falta, hoy muestra otra cara. Y eso cambia todas las sensaciones de cara a lo que viene.

Un primer tiempo insípido, un equipo que buscó pero no lastimó

Úbeda eligió un mediocampo distinto, con buen pie, que en los primeros 45 minutos movió la pelota con prolijidad pero sin profundidad. Mucho pase lateral, mucha rotación, pero poca agresividad. Tigre se cerró bien y, de hecho, tuvo la llegada más clara del primer tiempo con un remate desde lejos que Marchesín tapó bárbaro.

Acá vale el asterisco: cuando hubo que criticarlo, se lo hizo. Hoy, Marchesín respondió. Salió de una mala racha reconociendo sus errores y hoy dio seguridad en cada intervención. Ese simple gesto de autocrítica, el que tuvo después del partido con River, lo puso en otro camino. Y se nota.

Ayrton Costa, la figura indiscutida

Otra vez, Costa jugó un partido enorme. No porque Tigre lo haya desbordado, sino porque extirpó todas las intenciones ofensivas del rival: pelotazos, choques, duelos, todo lo ganó. Y encima abrió el marcador con un cabezazo espectacular después de un córner perfecto de Paredes. Palo y adentro, contundencia pura.

Hoy por hoy, Costa no es solo el más firme de Boca: es el defensor más sólido del fútbol argentino.

Un Boca que mejoró en el complemento

El segundo tiempo fue distinto: Boca salió con otro ímpetu, más decidido. No generó situaciones claras de inmediato, pero empujó, fue metiendo a Tigre en su campo y empezó a encontrar espacios cuando el rival se vio obligado a salir. Zeballos, sin repetir el partidazo contra River, siguió siendo el más peligroso.

Sin un nueve definido —porque Merentiel no es un clásico delantero de área— Boca perdió presencia en el primer tiempo, pero después encontró soluciones desde la circulación y el ritmo. Y cuando llegó la jugada del penal, con mano del defensor de Tigre revisada por el VAR, Cavani se hizo cargo y liquidó el partido. Paredes, que era el designado, le cedió la pelota para ayudarlo a recuperar confianza. Y estuvo bien.

Un sprint final que vale una clasificación y algo más

Boca necesitaba no fallar: clasificación a la Libertadores, permanencia en los ocho, y pelear por el primer puesto del grupo. Cumplió con todo. Ganó los dos partidos de visitante —Barracas y Estudiantes— y después resolvió River y Tigre en La Bombonera.

Hoy ya sabe que definirá de local hasta semifinales, y el rival saldrá entre Sarmiento o Talleres. Un posible cruce con River recién sería en semifinales, siempre en casa.

Y hay un dato que sorprende: Boca es el equipo con más goles del campeonato. Hace dos meses sonaba imposible.

Conclusión: Boca recuperó la chapa de candidato

Este cierre lo encuentra fuerte, seguro, convencido. Tiene un mediocampo que responde, una defensa que crece, un arquero que volvió a ser confiable y un equipo que marca cuando tiene que marcar.

No es humo ni mística ni cábala: es obligación. Boca puede y debe pelear el campeonato. Y este sprint final, trabajado y valioso, lo posiciona donde debe estar.

Marcelo Gonzalez

Papá de Ciro . Socio de Boca. Periodista. 25 años siguiendo y comentando los partidos de Boca.  Comentarista y Director Periodístico de Cadena Xeneize.

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